Marina lleva más de 30 años cuidando su jardín en La Palomera. Le han encantado las plantas desde que era niña. Su jardín es un punto de referencia en el barrio por la dedicación y constancia con la cual cuida sus plantas. El acceso a la casa de Marina es a través de una escalera que adorna con hermosas orquídeas, calas, jade, sábila y otras especies. Un arbusto de azahar aromatiza todo el espacio. Por la mañana el jardín atrae tucusitos y azulejos. Tiempo atrás Marina tuvo un conuco. Comenta que en el conuco tenía una parra enorme que cuidó y amó mucho, pero tuvo que sacrificarla cuando decidió construir su casa ahí. Una vez concluida la construcción, aprovechó el pasillo de la entrada para convertirlo en jardín. Aunque no pudo salvar la mata de uva, un hijuelo fue trasplantado en la casa de Thaís Noriega y en la actualidad da fruto.