Originaria de Cabo Verde y las Islas Canarias, es una planta suculenta, perenne que crece en forma de grandes macollas. Mide entre 60 y 90 cm. de alto. El tallo es pequeño o inexistente. Sus hojas aparecen en rosetas, de contextura gruesa, angosto-lanceoladas, de 30 a 60 cm. de largo, con dientes agudos en los bordes. Posee flores amarillas, de unos 2,5 cm. de largo, agrupadas en racimos sobre un pedúnculo erguido de más o menos 1 m. de alto. Se propaga por hijuelos que salen de la base de la planta. No es exigente en cuanto a suelos, pero los requiere con buen drenaje. Crece mejor en lugares abiertos, con amplia exposición solar aunque tolera la sombra parcial.
Sus hojas tienen mucha pulpa. Esta se utiliza con fines medicinales y cosméticos. En el gel de la sábila se encuentran la mayoría de los compuestos bioactivos de la planta: vitaminas A, B, C y E, calcio, magnesio, potasio, selenio, zinc y fosfato de manosa, además de aminoácidos y antioxidantes. Funciona como tratamiento de quemaduras en la piel, previene arrugas y es cicatrizante, reduce los niveles de azúcar en la sangre en personas diabéticas. Ayuda a tratar el estreñimiento y la tos. Además, fortalece el sistema inmune.